Diario La Realidad Saharaui/DLRS 06/10/2019
EL SILENCIO CÓMPLICE SOBRE EL SÁHARA OCCIDENTAL
Y LA MORAL PÚBLICA CIUDADANA
Sobre José Vidal-Beneyto y la ‘Provincia 53’
Por
LUIS PORTILLO PASQUAL DEL RIQUELME PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Quienes cuidan de esas cosas de la enseñanza,
la formación, la cultura y la opinión pública, han conseguido -escribe Luis
Portillo Pasqual del Riquelme - que buena parte de la ciudadanía española, y en
particular su población joven, no tenga ni idea de qué es, dónde está o qué
pasó con la Provincia 53, hoy Sáhara Occidental.
Como
pone de manifiesto el documental web ‘Provincia 53’[1], recientemente
presentado en Madrid y otras ciudades españolas, quienes cuidan de esas cosas
de la enseñanza, la formación, la cultura y la opinión pública, han conseguido
que buena parte de la ciudadanía española, y en particular su población joven,
no tenga ni idea de qué es, dónde está o qué pasó con la Provincia 53, hoy
Sáhara Occidental. Si lo que querían nuestros próceres era tener una población
ignorante, amnésica y fácilmente manipulable, habrá que felicitarles: lo han
conseguido, como puede apreciarse en una de las piezas iniciales (enlaces) que
conforman el sitio web de ‘Provincia 53’, en el vídeo en que una entrevistadora
pregunta a los ciudadanos, a pie de calle, sobre sus conocimientos acerca de la
antigua colonia española. La ignorancia al respecto no es solo sorprendente,
sino además alarmante y vergonzosa.[2]
En cambio, no precisamente por ignorancia ni
desconocimiento, algunas personas que no son tan jóvenes, sino ya entraditas en
años, se las ingenian para hacer ‘desaparecer’ los hechos de la realidad, como
si estos no hubieran existido; y otras, se tientan la ropa y miran para otro
lado con el fin de evitar tener que entrar al trapo y afrontar los hechos tal
como realmente han sucedido, por si por ello pudieren verse denostados,
silenciados per saecula saeculorum, castigados en su profesión o carrera y
enviados al cuarto oscuro por el Poder realmente existente, por ‘meterse en
camisa de once varas’, como les recriminarán sus Torquemada de turno. ¡Como si
la descolonización pendiente de la ex Provincia 53 y los destrozos causados a
la población saharaui, los genuinos propietarios de la última colonia de
África, no nos concerniesen e interpelasen directamente y fuesen, por el
contrario, un asunto de otros![3]
Intuyo que hay directrices muy claras y concretas para silenciar y
‘encapsular’ el Sáhara hoy ocupado manu militari en su mayor parte por
Marruecos y, por el contrario, dar jabón a un régimen colonialista y
reaccionario, como el propio Felipe González, entonces secretario general del
PSOE, manifestó públicamente en los campos de refugiados saharauis en Tinduf el
14 de noviembre de 1976, primer aniversario de la firma de los infaustos
Acuerdos Tripartitos de Madrid.
"Los saharauis nos transmiten el sentimiento de abandono o incluso
de traición, de que quienes les tenían que defender no lo hicieron, de que
aquello no fue justo y tenía que haberse hecho de otra manera", explica
Laura Casielles, periodista, poeta y directora de ‘Provincia 53’. El documental
se acerca al ‘conflicto’ del Sáhara Occidental desde el punto de vista de la
memoria histórica. No se trata de un documental al uso, “no se ve como una
película”, apuntan sus creadores, sino que al entrar en la web,
www.provincia53.com, el espectador encuentra piezas sonoras y vídeos diversos,
textos e imágenes con los que puede ir recomponiendo las piezas de un entramado
que ocasionó más de 170.000 refugiados, según ACNUR, tras la ocupación marroquí
del territorio saharaui. Refugiados con DNI español que ahora habitan en los
campos desérticos de Tinduf, en el suroeste de Argelia.
El documental,
que pone el foco precisamente en el
abandono del territorio por España y su entrega a Marruecos y Mauritania,
constituye una valiosa herramienta para entender la Transición de España a la
democracia, al tiempo que aspira a llenar el "gran vacío" que existe
en el relato de ésta sobre lo que ocurrió hace 44 años en aquel territorio
colonial que un día fue España.[4] “El Sáhara Occidental estuvo colonizado por
España entre 1884 y 1975, pero rara vez los libros de texto y los medios de
comunicación hacen memoria de este tiempo colonial, necesario para lograr la
verdad, justicia y reparación que requiere este proceso”.[5]
Silencios y desapariciones forzadas
Como botón de muestra de aquellos que se esfuerzan por silenciar y hacer
desaparecer de la realidad los hechos históricos acaecidos –recalco
expresamente la redundancia de históricos y acaecidos, para que se entienda
bien claro-, no puedo menos que referirme al caso Juan Luis Cebrián, dejando
claro, de antemano, que está en su derecho de escribir lo que quiera, por
supuesto. Pues bien, este ilustre profesional de la información, -fundador del
diario El País y primer director del mismo -entonces ‘independiente’, ahora
‘global’-, actualmente Presidente de Honor del diario del Grupo PRISA, miembro
del Club Bidelberg, de la Real Academia Española…, y muchas cosas más- publicó
hace un par años su libro de memorias, que tituló Primera página y subtituló
Vida de un periodista, 1944-1988. Lejos de mi ánimo -y precisamente por los
graves e increíbles silencios que ahora comentaré- hacerle publicidad alguna.
La que él mismo se hace, reza así:
“Primera página son las memorias de
Juan Luis Cebrián, primer director de El País, pero también el apasionante
relato de los convulsos años que llevaron a España de una sangrienta y rancia
dictadura a la democracia, contado por un testigo imprescindible”.
Y bien, cabe presumir que el título mismo de
esas memorias de la vida de un periodista remitiría a las noticias más
importantes, por lo menos las que aparecerían normalmente en la portada de un
periódico (‘primera página’). Y el subtítulo, por su parte, da a entender que
el autor va a relatar, siquiera sea a su manera, los hechos más relevantes,
cuando menos, acaecidos en el periodo 1944-1988. Pero, en esto, nos topamos con
alguna sorpresa poco edificante.
Como
ya he relatado en otro lugar[6], comencé a leer con avidez y mucho interés esas
memorias de un experto profesional que tiene buena pluma y, presuntamente,
mucha y muy valiosa información. En sus páginas y capítulos, el autor va
desgranando, año a año, los asuntos más relevantes de cada uno. Pues bien, en
el capítulo dedicado a 1975 –el de la muerte de Franco, la Marcha Verde, los
Acuerdos Tripartitos, la evacuación de la población ‘europea’ de la Provincia 53,…-,
Cebrián ni siquiera menciona la palabra “Sáhara”, ni Marcha Verde, ni Acuerdos
Tripartitos de Madrid,…, nada de nada, no dice ni una sola palabra (sic) al
respecto, ni siquiera la más mínima referencia a lo publicado por la prensa de
la época –disponible en las hemerotecas-, que difundió con profusión todo
aquella tromba de acontecimientos…
¿Cómo puede hacer eso un periodista de su
categoría, con lo tremenda, explosiva y duradera que fue aquella situación, en
1975 y 1976, de abandono de la Provincia 53 y traición al Pueblo Saharaui?[7]
De forma muy sibilina, imperceptible para la mayoría, nuestro amnésico autor
escamotea al lector unos hechos históricos y secuestra esa parte de la
realidad. El recurso que utiliza–para rellenar como si tal cosa ese vacío y que
eso pase desapercibido- es contarnos que justamente esos días o esa semana hizo
un viaje a un par de países europeos, un viaje de ¡una semana!, mientras que
los hechos deliberadamente ocultados se prolongaron durante meses (sin que hoy
hayan aún concluido). Yo mismo -que también estaba ‘de viaje’ y, además, no era
periodista- presencié la Marcha Verde desde Suecia, ¡en la TV sueca! Se vio en
todo el Mundo, se estuviera o no ‘de viaje’. Fue en el último Consejo de
Ministros presidido por Franco donde éste sufrió un ‘episodio cardiaco’,
precisamente cuando se le informó de la situación en el Sáhara, en la Provincia
53, de la Marcha Verde… Y todo eso lo oculta, a sabiendas, Juan Luis Cebrián.
Ese
silencio sobre unos hechos históricos tan importantes[8] me indignó,
literalmente; era simplemente una ‘desaparición forzada’. Me había interesado
por esas memorias, especialmente, para averiguar qué podía añadir ex novo a lo
poco conocido (los documentos oficiales de aquellos años siguen siendo secretos
e inaccesibles para los españoles) un personaje presuntamente con buena y
abundante información por su profesión y su posición social. Y me encuentro con
esto, una angélica desaparición forzada. Más que defraudado, me sentí
profundamente indignado. Pero, prudentemente, esperé a terminar el libro, a ver
si, por casualidad, hablaba de los hechos ‘desaparecidos’ en algún otro
capítulo posterior. Pero no. Tan solo dos o tres capítulos más adelante,
hablando de la situación del Ejército ante la reforma prevista de esa
institución, únicamente en una línea, en una sola línea, decía algo así (no
tengo ahora el libro a mano) como que el Ejército estaba molesto por el asunto
de la Marcha Verde (o por el abandono del Sáhara, no recuerdo con precisión).
Pero nada más, absolutamente nada más sobre unos hechos que no ha desvelado en
los capítulos precedentes. Una sola línea, un mero ‘incidente’ puntual. Una
‘desaparición forzosa’ que, en mi opinión, desacredita a un profesional del
periodismo. Eso se llama desinformar, incluso en base al Libro de Estilo de El
País. La consigna de “encapsular el conflicto del Sáhara”, lanzada públicamente
en su día por el propio expresidente Felipe González, desde Rabat, y publicada
como noticia por el periódico de PRISA, todavía hoy puede encontrarse en
Internet, ¡pero no precisamente en la web de El País! También esa noticia, la
original del diario ‘global’, ha sido encapsulada, borrada, desaparecida,
suprimida de la realidad.[9]
Es
necesario que se sepa que estas pequeñas cosas, que pasan desapercibidas
(“tanta memoria histórica… y nadie se acuerda del Sáhara”)[10], remiten, en
última instancia, a un periodismo de
desinformación, a un trabajo y una estrategia del lobby promarroquí, a una concretas
alianzas con el régimen alauita y al sometimiento a las… sugerencias de
nuestros vecinos galos, para que no se interfiera en su zona de influencia ni
se minore la rentabilidad de sus negocios… Como alguien dejaba caer,
refiriéndose a las memorias de nuestro ilustre periodista y escritor, “la
hipocresía y el oportunismo, indispensables para la supervivencia económica y
política durante la dictadura, tampoco han resultado precisamente inútiles en
la España democrática”.[11]
Mirar para otro lado
Respecto a aquellos que no se atreven a tratar lo sucedido con la
Provincia 53 en el contexto de la memoria histórica de la dictadura franquista,
viene al caso señalar a algunos historiadores, docentes incluso de Historia
Contemporánea, para quienes, al parecer, no resulta relevante, a estas alturas,
la Conferencia de Berlín (1884-1885), el hecho de que también España estuviera
presente en aquel incuestionado reparto de África (de aquellos polvos vienen
estos lodos: lo estamos viviendo hoy en Europa), el siglo escaso de
colonización española del actual Sáhara Occidental, la razón de ser de los
intereses pesqueros y defensivos de Canarias, el nunca celebrado referéndum de
autodeterminación, la súbita desprovincialización de la Provincia 53, o el
inmoral comportamiento de los sucesivos Gobiernos españoles desde el final de
la Dictadura franquista y, ¡ojo!, principio de la Monarquía parlamentaria, en
relación con la causa saharaui, el abandono y la entrega del territorio y sus
habitantes a su peor enemigo.
Ahora que se habla tanto de Memoria Histórica, de reconocer el daño
causado y de reparar de alguna manera los crímenes del franquismo, debe quedar
bien claro que lo que se hizo con el Sáhara (Provincia 53) y sus habitantes es
un crimen másde aquel último Gobierno. Memoria histórica y Sáhara Occidental
están íntimamente vinculados, son inseparables.[12] La actitud de intentar
hacer oídos sordos al clamor del pueblo saharaui y mirar para otro lado, hoy,
en pleno siglo XXI, es incalificable desde cualquier perspectiva. Han
transcurrido ya casi 44 años de aquellos nefastos Acuerdos de Madrid, la propia
población española consciente y solidaria está indignada y avergonzada, y el
conflicto sigue sin ser resuelto como debe serlo, dando la voz a la población genuina
del Territorio y permitiendo que elija su camino, como han hecho todos los
pueblos que se han liberado del yugo colonial. El Sáhara Occidental es la
excepción, la excepción que confirma la regla, la única colonia que aún queda
en África, colonizada y subyugada por otro país africano. Un caso inédito en la
historia de la ONU, como argumentó el profesor estadounidense de Ciencia
Política y Relaciones Internacionales, Stephen Zunes, ante el Comité de
Descolonización de Naciones Unidas.[13]
Parece, pues, que seguimos con las anteojeras
de la miopía y el cortoplacismo, la mediocridad intelectual y el sometimiento
al Poder, con sus alargados tentáculos, desde el IBEX 35 hasta el Consejo de
Estado y mucho más allá…[14] A algunos sólo nos queda la voz y la palabra, pero
también la confianza en que, si bien “la historia a corto plazo la hacen los
vencedores, históricamente las ganancias en conocimiento provienen, a la larga,
de los vencidos”.[15] Y en esa tarea hay mucho espacio para los intelectuales.[16]
Para ambos colectivos –el lobby de los encapsuladores y los amantes de
la Historia sin compromisos-, me parece oportuno traer a colación aquí -y
rendirle un modesto homenaje- al ahora olvidado José Vidal-Beneyto (JVB).[17]
El Sáhara y la Moral Pública
Ciudadana (MPC)
En
lo concerniente a nuestras promesas y nuestra deuda con ese pueblo tan
indignamente tratado, JVB escribió y publicó, en julio de 2007, en el diario El
País (”El Sáhara y la MPC”), la siguiente reflexión sobre los compromisos
incumplidos por los Gobiernos españoles con México, Venezuela y el Frente
Polisario (me consta que valiéndose de pequeñas argucias para eludir la censura
–pese a ser ‘de la Casa’- y conseguir la publicación del siguiente texto apresurado
en ese diario; negrita de LP):
“(…) hemos lanzado una reflexión sobre la Moral
Pública Ciudadana y estamos promoviendo un conjunto de acciones con el
propósito de contribuir a refundar la maltrecha ética pública de los españoles,
a quienes la desmoralización política que les ahoga ha confinado en el
todopoderoso e irrelevante ámbito de su vida personal y privada.
“¿Cuándo van a reconocer los partidos políticos
españoles las deudas que contrajeron en su lucha contra el franquismo con
personas, organizaciones y países? Como Presidente de la Delegación Exterior de
las Juntas Democráticas recibí diversas e importantes ayudas económicas en 1975
y 1976 [años clave para la Provincia 53, LP], sobre todo de México y de
Venezuela, de las que he dado ya testimonio público y que ahora quiero reiterar
una vez más. Lamentando que el agradecimiento de los partidos políticos españoles
por las que tuvieron no haya sido mucho más patente y sonoro.
“En el mismo sentido quiero recordar el compromiso contraído en 1976 por
las principales fuerzas políticas de la democracia española con el Frente
Polisario, para la reivindicación de la plena soberanía del pueblo saharaui
sobre su territorio. (…) con la fundación de la República Árabe Saharaui
Democrática (RASD), el alineamiento de la oposición democrática española con
sus posiciones y sus propósitos fue total. Desde entonces Marruecos, respaldado
por el establishment neoconservador norteamericano y alentado por sus más
conspicuos halcones -Henry Kissinger y Cía.-, ha hecho de todo para impedir el
cumplimiento de esa irrenunciable aspiración: la Marcha Verde, los bombardeos
con fósforo blanco y con napalm, el encarcelamiento de sus activistas de
derechos humanos, la represión de las manifestaciones, las torturas para los
militantes saharauis y 30 años de constantes maniobras de entorpecimiento para
evitar que la Asamblea General de la ONU y su Consejo de Seguridad hicieran
efectivo el ejercicio de una autodeterminación que diferentes resoluciones
(658, 690, 1490) habían decidido. Tomás Bárbulo, La Historia prohibida del
Sáhara español, Carlos Ruiz Miguel, Sáhara Occidental, y en particular los
contundentes textos de Luis Portillo sobre este tema nos informan de todas las
agresiones de que el pueblo saharaui ha sido objeto a pesar del reconocimiento
de la RASD por parte de la Unidad Africana y de más de 80 países. Y los
sucesivos gobiernos españoles, ignorando nuestro compromiso histórico,
despreciando la simpatía que la causa saharaui tiene en España y olvidando el
hecho de que sea el único país árabe de habla española, siempre mirando a otro
lado. ¡Vergonzosa política democrática y triste destino de la moral!”.[18]
Añadiré que Pepín –así llamaban a JVB sus
allegados- entendía, como José Luis Sampedro[19], que el crecimiento del PIB no
era lo relevante, como han pretendido que lo sea algunos recientes aduladores
de Mohamed VI, rey de Marruecos[20].
Las graves violaciones de derechos humanos que
JVB señala, no son más que la consecuencia última de otra grave violación: la
del derecho a la libre determinación del pueblo saharaui, afirmado con
rotundidad por la ONU. Y España tiene la obligación jurídica de promover el
ejercicio de ese derecho, pues es, de iure, la potencia administradora del
territorio:
“Un Estado no pierde la condición de potencia
administradora, ni queda liberado del cumplimiento de las obligaciones que se
derivan de ella, por el simple hecho de afirmarlo, como ha señalado la Asamblea
General de la ONU. En consecuencia, tal y como estableciera la Asamblea General
en 1979, Marruecos es la potencia ocupante ilegal del territorio, de la misma
forma que lo es Israel en los territorios ocupados palestinos. Por ello,
Marruecos viola sistemáticamente, entre otros, el IV Convenio de Ginebra, que
establece las obligaciones de la potencia ocupante, entre las que destaca la
prohibición de trasladar parte de su propia población al territorio ocupado
(art. 49). Como consecuencia de la ilegalidad de la ocupación del territorio
por Marruecos, ningún Estado, ni siquiera Francia, su más fiel e incondicional
aliado, ha reconocido la anexión. También la Unión Europea, que alardea de
defender los derechos humanos en el mundo, condicionando la aplicación de sus
acuerdos con terceros Estados al respeto por éstos de los DD HH, mira a otro
lado cuando se trata de Marruecos y viola conscientemente el Derecho
Internacional. Apoyar la libre determinación del pueblo saharaui no supone
ponerse del lado de una de las partes, sino simple y llanamente defender la
aplicación del Derecho Internacional. La neutralidad no existe en Derecho:
quien no apoya su cumplimiento está apoyando su violación.” [21] [Negrita de
LP].
Entre las promesas incumplidas a que alude JVB,
hay que destacar las que hizo Felipe González: la anulación de los Acuerdos
Tripartitos y el reconocimiento de la RASD.[22] Y precisamente, lo que se
persigue con el silencio cómplice y la consigna del ‘encapsulamiento’ es que
nos olvidemos de esas promesas y de sus implicaciones, de lo que pasó y sigue
pasando en los TT.OO del Sáhara Occidental, de la impunidad de los responsables
y de los principios que informan el Derecho Internacional.
Quienes practican ese silencio, a sabiendas,
desinforman, manipulan la información, una información de la que disponen
permanentemente y que al instante esconden en el cajón de la Redacción,
mientras el ocupante incumple impunemente la legalidad internacional, no
respeta los derechos humanos, mantiene en condiciones infrahumanas a los presos
políticos saharauis, expulsa del Territorio no autónomo (es decir, pendiente de
descolonización) a observadores internacionales, juristas y periodistas, y no
se aviene a instrumentar -bajo los auspicios de la ONU- los mecanismos
necesarios (el referéndum de autodeterminación acordado en el armisticio de
1991) para devolver al Pueblo Saharaui sus legítimos derechos y su territorio
robado. Quienes con su silencio
consciente omiten de la realidad esos hechos, son cómplices, por acción u
omisión, de la ilegal e ilegítima ocupación del Sáhara Occidental, condenada
por la comunidad internacional, de los crímenes que se perpetran cotidianamente
por causa de dicha ocupación, así como también de obstaculizar una verdadera
solución a la ilegal ocupación marroquí del Sáhara Occidental.
Como nos recuerda la web Contramutis, para
Martin Luther King, “la verdadera tragedia de los pueblos no consiste en el
grito de un gobierno autoritario, sino en el silencio de la gente”; y “nuestras
vidas empiezan a terminar el día que guardamos silencio sobre las cosas que
importan”; “morimos el día que guardamos silencio ante la injusticia”, dijo el
Che Guevara. En opinión de Miguel de Unamuno, “a veces, el silencio es la peor
mentira”; según Mahatma Gandhi, “lo más atroz de las cosas malas de la gente
mala es el silencio de la gente buena”. Y Federico Mayor Zaragoza considera que
el peor de los silencios es el “de los que callan pudiendo y debiendo
hablar”. “El que calla, otorga”
sentencia un refrán español. Así que, contra el silencio, contramutis.[23]
Quiero revindicar aquí la ¡libertad para todos
los presos políticos saharauis!, detenidos improcedentemente, trasladados
ilegalmente al territorio marroquí, torturados hasta la extenuación y
condenados arbitrariamente, en juicios-farsa, hasta con cadena perpetua, de por
vida, muy lejos de sus gentes. Resisten heroicamente, pero son los que peor lo
pasan, los parias, ‘los condenados de la Tierra’ (Frantz Fanon), los ‘don
nadie’ (Frank Ruddy). Precisamente por eso, por su resistencia, conciencia y
heroísmo, merecen todo nuestro respeto y apoyo, difusión permanente de su causa
y una solidaridad real, cotidiana activa, beligerante, comprometida y eficaz.
¡Y pronto! Los queremos en casa, libres, felices con los suyos, en su tierra
hoy robada.[24] Y vayan también estas líneas a la memoria de José
Vidal-Beneyto, que asumió su responsabilidad y no silenció esta locura que
perseguirá para siempre a quienes provocaron la tragedia del Pueblo Saharaui.
Como explica el profesor Juan Carlos Gimeno
Martín, “el dramatismo de la situación y la indignación producida por la
conciencia de la injusticia ejercida sobre el pueblo saharaui en aquellos días
subyacía al discurso que pronunció Felipe González en 1976 en los campamentos
de Tinduf, en el primer aniversario de los Acuerdos Tripartitos de Madrid; pero
durante la Transición política española se enterró este asunto por las fuerzas
políticas, como algunos otros asuntos considerados problemáticos, como el
exilio y la República. Un pacto de silencio se extendió, con algunas
significativas excepciones, entre la clase política, los intelectuales y los
medios de comunicación, impidiendo que las jóvenes generaciones conozcan lo que
a juicio de Carlos Ruiz Miguel es “la mayor traición de la historia de España”.
Para este autor la entrega del Sahara constituye verdaderamente el “pecado
original de la monarquía”[25]: la entrega del Sáhara Occidental a Marruecos
violando todos los compromisos internacionales de España. Para Ruiz Miguel se
trata de “una traición que sigue actualizándose mientras España no denuncie ese
acuerdo inmoral, ilegal y políticamente suicida”. El Sahara Occidental puede
considerarse la última colonia de África, y España que sigue siendo la potencia
administradora[26] tiene una importante responsabilidad en el asunto.”[27]
Sin duda, la defensa de la justa causa saharaui
ocasiona problemas a nuestros mediocres gobernantes, rendidos cómodamente a la
realpolitik y a las presiones de los poderosos.
Pero los problemas deben ser
resueltos afrontándolos correcta y legalmente, no eludiéndolos y violando la
legalidad internacional; y mucho menos utilizando a los propios compatriotas, a
todo un pueblo indefenso, a los genuinos dueños del territorio, como moneda de
cambio de pretensiones irredentistas y anexionistas que amenazan la paz en la
región y obstaculizan la convivencia entre los pueblos.[28] Para los
desmemoriados y los cómplices del silencio vayan estas palabras de Salvador
Allende: “la historia es nuestra y la hacen los Pueblos”. También el Pueblo
Saharaui.
POST SCRIPTUM
Algunas de las cuestiones que han quedado fuera
del cuerpo del artículo, ya publicado, pueden ser de interés para el lector.
Las sintetizo brevemente:
El diario EL MUNDO, que tampoco se prodiga en
demasía, por una vez lo dijo claramente, atribuyendo el descenso de la
afluencia de pateras a España, provenientes de Marruecos, al sinfín de favores
de nuestros gobernantes al régimen alauita, entre ellos, literalmente, “el
silencio sepulcral que España ha mantenido en torno al Sáhara Occidental”.
También he dejado involuntariamente en el
tintero la valiosa y oportuna actuación de la sección española de Reporteros
Sin Fronteras, con la presentación, en la sede de la Asociación de la Prensa de
Madrid, del informe ‘Sáhara Occidental: un desierto para el periodismo’, un
título bien elocuente:
https://periodistas-es.com/rsf-documenta-la-represion-informativa-en-el-sahara-129695
https://rsf-es.org/_files/200006422-8865c895f2/2019_SAHARA_OCCIDENTAL_RSF_ES_INFORME.pdf
Además de lo tratado puntualmente en el cuerpo
del artículo, ¿de qué otras cuestiones no se informa?:
No se ha informado de la última resolución del
Consejo de Seguridad de la ONU relativa al Sáhara Occidental, como si eso no
tuviera importancia, o no nos concerniese, o no existiera. No han informado de
la dimisión –forzada- de Horst Köhler,
enviado personal del secretario general de la ONU para el Sáhara
Occidental y expresidente de Alemania. No han informado de las manifestaciones
reprimidas a disparos en el Sáhara ocupado tras la victoria de Argelia en la
Copa África de Fútbol; tampoco, de la concesión del ‘Premio Nobel Alternativo’
a Aminetu Haidar (junto a Greta Thunberg, que si es ampliamente cortejada por
la prensa); de cualesquiera de los muchos actos solidarios que se celebran por
doquier con la causa saharaui (como el reciente concierto de Rozalén,
Amparanoia y otras en Madrid, ‘Ellas por el Sáhara’); de la celebración de la
Conferencia Europea de Apoyo y Solidaridad con el Pueblo Saharaui (EUCOCO), que
este año, en su 44ª edición, tendrá su sede en el Palacio de Congresos Europa
(Vitoria-Gasteiz). Tampoco se informa de las sesiones, intervenciones y
testimonios ante el Comité de Descolonización de la ONU… No digamos ya de los
juicios-farsa contra los represaliados saharauis. Para poder publicar una
página sobre el asunto, ‘sin molestar’, Manuel Rivas ha tenido que titular su
artículo (lo cual no desmerece) “El epicentro de la injusticia”,.. Por
supuesto, la prensa del establishment tampoco informa de la próxima
manifestación en París, en la que la comunidad saharaui en Europa denunciará
las violaciones de sus derechos fundamentales y humanos, pedirá al Consejo de
Seguridad de la ONU que extienda el mandato de la MINURSO a la supervisión de
los DD HH; y a Francia, que deje de apoyar la anexión ilegal marroquí en los
foros internacionales; además de pedir la liberación de los prisioneros
saharauis en las cárceles marroquíes, en especial los presos de Gdeim Izik.
NOTAS
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