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El silencio cómplice sobre el Sáhara Occidental y la moral pública ciudadana


Diario La Realidad Saharaui/DLRS 06/10/2019
EL SILENCIO CÓMPLICE SOBRE EL SÁHARA OCCIDENTAL Y LA MORAL PÚBLICA CIUDADANA
Sobre José Vidal-Beneyto y la ‘Provincia 53’
    Por LUIS PORTILLO PASQUAL DEL RIQUELME PARA CANARIAS-SEMANAL.ORG.-
Quienes cuidan de esas cosas de la enseñanza, la formación, la cultura y la opinión pública, han conseguido -escribe Luis Portillo Pasqual del Riquelme - que buena parte de la ciudadanía española, y en particular su población joven, no tenga ni idea de qué es, dónde está o qué pasó con la Provincia 53, hoy Sáhara Occidental.
  Como pone de manifiesto el documental web ‘Provincia 53’[1], recientemente presentado en Madrid y otras ciudades españolas, quienes cuidan de esas cosas de la enseñanza, la formación, la cultura y la opinión pública, han conseguido que buena parte de la ciudadanía española, y en particular su población joven, no tenga ni idea de qué es, dónde está o qué pasó con la Provincia 53, hoy Sáhara Occidental. Si lo que querían nuestros próceres era tener una población ignorante, amnésica y fácilmente manipulable, habrá que felicitarles: lo han conseguido, como puede apreciarse en una de las piezas iniciales (enlaces) que conforman el sitio web de ‘Provincia 53’, en el vídeo en que una entrevistadora pregunta a los ciudadanos, a pie de calle, sobre sus conocimientos acerca de la antigua colonia española. La ignorancia al respecto no es solo sorprendente, sino además alarmante y vergonzosa.[2]
En cambio, no precisamente por ignorancia ni desconocimiento, algunas personas que no son tan jóvenes, sino ya entraditas en años, se las ingenian para hacer ‘desaparecer’ los hechos de la realidad, como si estos no hubieran existido; y otras, se tientan la ropa y miran para otro lado con el fin de evitar tener que entrar al trapo y afrontar los hechos tal como realmente han sucedido, por si por ello pudieren verse denostados, silenciados per saecula saeculorum, castigados en su profesión o carrera y enviados al cuarto oscuro por el Poder realmente existente, por ‘meterse en camisa de once varas’, como les recriminarán sus Torquemada de turno. ¡Como si la descolonización pendiente de la ex Provincia 53 y los destrozos causados a la población saharaui, los genuinos propietarios de la última colonia de África, no nos concerniesen e interpelasen directamente y fuesen, por el contrario, un asunto de otros![3]
      Intuyo que hay directrices muy claras y concretas para silenciar y ‘encapsular’ el Sáhara hoy ocupado manu militari en su mayor parte por Marruecos y, por el contrario, dar jabón a un régimen colonialista y reaccionario, como el propio Felipe González, entonces secretario general del PSOE, manifestó públicamente en los campos de refugiados saharauis en Tinduf el 14 de noviembre de 1976, primer aniversario de la firma de los infaustos Acuerdos Tripartitos de Madrid.
   "Los saharauis nos transmiten el sentimiento de abandono o incluso de traición, de que quienes les tenían que defender no lo hicieron, de que aquello no fue justo y tenía que haberse hecho de otra manera", explica Laura Casielles, periodista, poeta y directora de ‘Provincia 53’. El documental se acerca al ‘conflicto’ del Sáhara Occidental desde el punto de vista de la memoria histórica. No se trata de un documental al uso, “no se ve como una película”, apuntan sus creadores, sino que al entrar en la web, www.provincia53.com, el espectador encuentra piezas sonoras y vídeos diversos, textos e imágenes con los que puede ir recomponiendo las piezas de un entramado que ocasionó más de 170.000 refugiados, según ACNUR, tras la ocupación marroquí del territorio saharaui. Refugiados con DNI español que ahora habitan en los campos desérticos de Tinduf, en el suroeste de Argelia.
  El documental, que pone el foco precisamente  en el abandono del territorio por España y su entrega a Marruecos y Mauritania, constituye una valiosa herramienta para entender la Transición de España a la democracia, al tiempo que aspira a llenar el "gran vacío" que existe en el relato de ésta sobre lo que ocurrió hace 44 años en aquel territorio colonial que un día fue España.[4] “El Sáhara Occidental estuvo colonizado por España entre 1884 y 1975, pero rara vez los libros de texto y los medios de comunicación hacen memoria de este tiempo colonial, necesario para lograr la verdad, justicia y reparación que requiere este proceso”.[5]
Silencios y desapariciones forzadas
      Como botón de muestra de aquellos que se esfuerzan por silenciar y hacer desaparecer de la realidad los hechos históricos acaecidos –recalco expresamente la redundancia de históricos y acaecidos, para que se entienda bien claro-, no puedo menos que referirme al caso Juan Luis Cebrián, dejando claro, de antemano, que está en su derecho de escribir lo que quiera, por supuesto. Pues bien, este ilustre profesional de la información, -fundador del diario El País y primer director del mismo -entonces ‘independiente’, ahora ‘global’-, actualmente Presidente de Honor del diario del Grupo PRISA, miembro del Club Bidelberg, de la Real Academia Española…, y muchas cosas más- publicó hace un par años su libro de memorias, que tituló Primera página y subtituló Vida de un periodista, 1944-1988. Lejos de mi ánimo -y precisamente por los graves e increíbles silencios que ahora comentaré- hacerle publicidad alguna. La que él mismo se hace, reza así:
“Primera página son las memorias de Juan Luis Cebrián, primer director de El País, pero también el apasionante relato de los convulsos años que llevaron a España de una sangrienta y rancia dictadura a la democracia, contado por un testigo imprescindible”.
Y bien, cabe presumir que el título mismo de esas memorias de la vida de un periodista remitiría a las noticias más importantes, por lo menos las que aparecerían normalmente en la portada de un periódico (‘primera página’). Y el subtítulo, por su parte, da a entender que el autor va a relatar, siquiera sea a su manera, los hechos más relevantes, cuando menos, acaecidos en el periodo 1944-1988. Pero, en esto, nos topamos con alguna sorpresa poco edificante.
   Como ya he relatado en otro lugar[6], comencé a leer con avidez y mucho interés esas memorias de un experto profesional que tiene buena pluma y, presuntamente, mucha y muy valiosa información. En sus páginas y capítulos, el autor va desgranando, año a año, los asuntos más relevantes de cada uno. Pues bien, en el capítulo dedicado a 1975 –el de la muerte de Franco, la Marcha Verde, los Acuerdos Tripartitos, la evacuación de la población ‘europea’ de la Provincia 53,…-, Cebrián ni siquiera menciona la palabra “Sáhara”, ni Marcha Verde, ni Acuerdos Tripartitos de Madrid,…, nada de nada, no dice ni una sola palabra (sic) al respecto, ni siquiera la más mínima referencia a lo publicado por la prensa de la época –disponible en las hemerotecas-, que difundió con profusión todo aquella tromba de acontecimientos…
¿Cómo puede hacer eso un periodista de su categoría, con lo tremenda, explosiva y duradera que fue aquella situación, en 1975 y 1976, de abandono de la Provincia 53 y traición al Pueblo Saharaui?[7] De forma muy sibilina, imperceptible para la mayoría, nuestro amnésico autor escamotea al lector unos hechos históricos y secuestra esa parte de la realidad. El recurso que utiliza–para rellenar como si tal cosa ese vacío y que eso pase desapercibido- es contarnos que justamente esos días o esa semana hizo un viaje a un par de países europeos, un viaje de ¡una semana!, mientras que los hechos deliberadamente ocultados se prolongaron durante meses (sin que hoy hayan aún concluido). Yo mismo -que también estaba ‘de viaje’ y, además, no era periodista- presencié la Marcha Verde desde Suecia, ¡en la TV sueca! Se vio en todo el Mundo, se estuviera o no ‘de viaje’. Fue en el último Consejo de Ministros presidido por Franco donde éste sufrió un ‘episodio cardiaco’, precisamente cuando se le informó de la situación en el Sáhara, en la Provincia 53, de la Marcha Verde… Y todo eso lo oculta, a sabiendas, Juan Luis Cebrián.
  Ese silencio sobre unos hechos históricos tan importantes[8] me indignó, literalmente; era simplemente una ‘desaparición forzada’. Me había interesado por esas memorias, especialmente, para averiguar qué podía añadir ex novo a lo poco conocido (los documentos oficiales de aquellos años siguen siendo secretos e inaccesibles para los españoles) un personaje presuntamente con buena y abundante información por su profesión y su posición social. Y me encuentro con esto, una angélica desaparición forzada. Más que defraudado, me sentí profundamente indignado. Pero, prudentemente, esperé a terminar el libro, a ver si, por casualidad, hablaba de los hechos ‘desaparecidos’ en algún otro capítulo posterior. Pero no. Tan solo dos o tres capítulos más adelante, hablando de la situación del Ejército ante la reforma prevista de esa institución, únicamente en una línea, en una sola línea, decía algo así (no tengo ahora el libro a mano) como que el Ejército estaba molesto por el asunto de la Marcha Verde (o por el abandono del Sáhara, no recuerdo con precisión). Pero nada más, absolutamente nada más sobre unos hechos que no ha desvelado en los capítulos precedentes. Una sola línea, un mero ‘incidente’ puntual. Una ‘desaparición forzosa’ que, en mi opinión, desacredita a un profesional del periodismo. Eso se llama desinformar, incluso en base al Libro de Estilo de El País. La consigna de “encapsular el conflicto del Sáhara”, lanzada públicamente en su día por el propio expresidente Felipe González, desde Rabat, y publicada como noticia por el periódico de PRISA, todavía hoy puede encontrarse en Internet, ¡pero no precisamente en la web de El País! También esa noticia, la original del diario ‘global’, ha sido encapsulada, borrada, desaparecida, suprimida de la realidad.[9]
       Es necesario que se sepa que estas pequeñas cosas, que pasan desapercibidas (“tanta memoria histórica… y nadie se acuerda del Sáhara”)[10], remiten, en última instancia,  a un periodismo de desinformación, a un trabajo y una estrategia del lobby promarroquí, a una concretas alianzas con el régimen alauita y al sometimiento a las… sugerencias de nuestros vecinos galos, para que no se interfiera en su zona de influencia ni se minore la rentabilidad de sus negocios… Como alguien dejaba caer, refiriéndose a las memorias de nuestro ilustre periodista y escritor, “la hipocresía y el oportunismo, indispensables para la supervivencia económica y política durante la dictadura, tampoco han resultado precisamente inútiles en la España democrática”.[11]
Mirar para otro lado
    Respecto a aquellos que no se atreven a tratar lo sucedido con la Provincia 53 en el contexto de la memoria histórica de la dictadura franquista, viene al caso señalar a algunos historiadores, docentes incluso de Historia Contemporánea, para quienes, al parecer, no resulta relevante, a estas alturas, la Conferencia de Berlín (1884-1885), el hecho de que también España estuviera presente en aquel incuestionado reparto de África (de aquellos polvos vienen estos lodos: lo estamos viviendo hoy en Europa), el siglo escaso de colonización española del actual Sáhara Occidental, la razón de ser de los intereses pesqueros y defensivos de Canarias, el nunca celebrado referéndum de autodeterminación, la súbita desprovincialización de la Provincia 53, o el inmoral comportamiento de los sucesivos Gobiernos españoles desde el final de la Dictadura franquista y, ¡ojo!, principio de la Monarquía parlamentaria, en relación con la causa saharaui, el abandono y la entrega del territorio y sus habitantes a su peor enemigo.
     Ahora que se habla tanto de Memoria Histórica, de reconocer el daño causado y de reparar de alguna manera los crímenes del franquismo, debe quedar bien claro que lo que se hizo con el Sáhara (Provincia 53) y sus habitantes es un crimen másde aquel último Gobierno. Memoria histórica y Sáhara Occidental están íntimamente vinculados, son inseparables.[12] La actitud de intentar hacer oídos sordos al clamor del pueblo saharaui y mirar para otro lado, hoy, en pleno siglo XXI, es incalificable desde cualquier perspectiva. Han transcurrido ya casi 44 años de aquellos nefastos Acuerdos de Madrid, la propia población española consciente y solidaria está indignada y avergonzada, y el conflicto sigue sin ser resuelto como debe serlo, dando la voz a la población genuina del Territorio y permitiendo que elija su camino, como han hecho todos los pueblos que se han liberado del yugo colonial. El Sáhara Occidental es la excepción, la excepción que confirma la regla, la única colonia que aún queda en África, colonizada y subyugada por otro país africano. Un caso inédito en la historia de la ONU, como argumentó el profesor estadounidense de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, Stephen Zunes, ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas.[13]
         Parece, pues, que seguimos con las anteojeras de la miopía y el cortoplacismo, la mediocridad intelectual y el sometimiento al Poder, con sus alargados tentáculos, desde el IBEX 35 hasta el Consejo de Estado y mucho más allá…[14] A algunos sólo nos queda la voz y la palabra, pero también la confianza en que, si bien “la historia a corto plazo la hacen los vencedores, históricamente las ganancias en conocimiento provienen, a la larga, de los vencidos”.[15] Y en esa tarea hay mucho espacio para los intelectuales.[16]



      Para ambos colectivos –el lobby de los encapsuladores y los amantes de la Historia sin compromisos-, me parece oportuno traer a colación aquí -y rendirle un modesto homenaje- al ahora olvidado José Vidal-Beneyto (JVB).[17]
El Sáhara y la Moral Pública Ciudadana (MPC)
      En lo concerniente a nuestras promesas y nuestra deuda con ese pueblo tan indignamente tratado, JVB escribió y publicó, en julio de 2007, en el diario El País (”El Sáhara y la MPC”), la siguiente reflexión sobre los compromisos incumplidos por los Gobiernos españoles con México, Venezuela y el Frente Polisario (me consta que valiéndose de pequeñas argucias para eludir la censura –pese a ser ‘de la Casa’- y conseguir la publicación del siguiente texto apresurado en ese diario; negrita de LP):
“(…) hemos lanzado una reflexión sobre la Moral Pública Ciudadana y estamos promoviendo un conjunto de acciones con el propósito de contribuir a refundar la maltrecha ética pública de los españoles, a quienes la desmoralización política que les ahoga ha confinado en el todopoderoso e irrelevante ámbito de su vida personal y privada.
“¿Cuándo van a reconocer los partidos políticos españoles las deudas que contrajeron en su lucha contra el franquismo con personas, organizaciones y países? Como Presidente de la Delegación Exterior de las Juntas Democráticas recibí diversas e importantes ayudas económicas en 1975 y 1976 [años clave para la Provincia 53, LP], sobre todo de México y de Venezuela, de las que he dado ya testimonio público y que ahora quiero reiterar una vez más. Lamentando que el agradecimiento de los partidos políticos españoles por las que tuvieron no haya sido mucho más patente y sonoro.
        “En el mismo sentido quiero recordar el compromiso contraído en 1976 por las principales fuerzas políticas de la democracia española con el Frente Polisario, para la reivindicación de la plena soberanía del pueblo saharaui sobre su territorio. (…) con la fundación de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), el alineamiento de la oposición democrática española con sus posiciones y sus propósitos fue total. Desde entonces Marruecos, respaldado por el establishment neoconservador norteamericano y alentado por sus más conspicuos halcones -Henry Kissinger y Cía.-, ha hecho de todo para impedir el cumplimiento de esa irrenunciable aspiración: la Marcha Verde, los bombardeos con fósforo blanco y con napalm, el encarcelamiento de sus activistas de derechos humanos, la represión de las manifestaciones, las torturas para los militantes saharauis y 30 años de constantes maniobras de entorpecimiento para evitar que la Asamblea General de la ONU y su Consejo de Seguridad hicieran efectivo el ejercicio de una autodeterminación que diferentes resoluciones (658, 690, 1490) habían decidido. Tomás Bárbulo, La Historia prohibida del Sáhara español, Carlos Ruiz Miguel, Sáhara Occidental, y en particular los contundentes textos de Luis Portillo sobre este tema nos informan de todas las agresiones de que el pueblo saharaui ha sido objeto a pesar del reconocimiento de la RASD por parte de la Unidad Africana y de más de 80 países. Y los sucesivos gobiernos españoles, ignorando nuestro compromiso histórico, despreciando la simpatía que la causa saharaui tiene en España y olvidando el hecho de que sea el único país árabe de habla española, siempre mirando a otro lado. ¡Vergonzosa política democrática y triste destino de la moral!”.[18]
Añadiré que Pepín –así llamaban a JVB sus allegados- entendía, como José Luis Sampedro[19], que el crecimiento del PIB no era lo relevante, como han pretendido que lo sea algunos recientes aduladores de Mohamed VI, rey de Marruecos[20].
Las graves violaciones de derechos humanos que JVB señala, no son más que la consecuencia última de otra grave violación: la del derecho a la libre determinación del pueblo saharaui, afirmado con rotundidad por la ONU. Y España tiene la obligación jurídica de promover el ejercicio de ese derecho, pues es, de iure, la potencia administradora del territorio:
“Un Estado no pierde la condición de potencia administradora, ni queda liberado del cumplimiento de las obligaciones que se derivan de ella, por el simple hecho de afirmarlo, como ha señalado la Asamblea General de la ONU. En consecuencia, tal y como estableciera la Asamblea General en 1979, Marruecos es la potencia ocupante ilegal del territorio, de la misma forma que lo es Israel en los territorios ocupados palestinos. Por ello, Marruecos viola sistemáticamente, entre otros, el IV Convenio de Ginebra, que establece las obligaciones de la potencia ocupante, entre las que destaca la prohibición de trasladar parte de su propia población al territorio ocupado (art. 49). Como consecuencia de la ilegalidad de la ocupación del territorio por Marruecos, ningún Estado, ni siquiera Francia, su más fiel e incondicional aliado, ha reconocido la anexión. También la Unión Europea, que alardea de defender los derechos humanos en el mundo, condicionando la aplicación de sus acuerdos con terceros Estados al respeto por éstos de los DD HH, mira a otro lado cuando se trata de Marruecos y viola conscientemente el Derecho Internacional. Apoyar la libre determinación del pueblo saharaui no supone ponerse del lado de una de las partes, sino simple y llanamente defender la aplicación del Derecho Internacional. La neutralidad no existe en Derecho: quien no apoya su cumplimiento está apoyando su violación.” [21] [Negrita de LP].
Entre las promesas incumplidas a que alude JVB, hay que destacar las que hizo Felipe González: la anulación de los Acuerdos Tripartitos y el reconocimiento de la RASD.[22] Y precisamente, lo que se persigue con el silencio cómplice y la consigna del ‘encapsulamiento’ es que nos olvidemos de esas promesas y de sus implicaciones, de lo que pasó y sigue pasando en los TT.OO del Sáhara Occidental, de la impunidad de los responsables y de los principios que informan el Derecho Internacional.
Quienes practican ese silencio, a sabiendas, desinforman, manipulan la información, una información de la que disponen permanentemente y que al instante esconden en el cajón de la Redacción, mientras el ocupante incumple impunemente la legalidad internacional, no respeta los derechos humanos, mantiene en condiciones infrahumanas a los presos políticos saharauis, expulsa del Territorio no autónomo (es decir, pendiente de descolonización) a observadores internacionales, juristas y periodistas, y no se aviene a instrumentar -bajo los auspicios de la ONU- los mecanismos necesarios (el referéndum de autodeterminación acordado en el armisticio de 1991) para devolver al Pueblo Saharaui sus legítimos derechos y su territorio robado.  Quienes con su silencio consciente omiten de la realidad esos hechos, son cómplices, por acción u omisión, de la ilegal e ilegítima ocupación del Sáhara Occidental, condenada por la comunidad internacional, de los crímenes que se perpetran cotidianamente por causa de dicha ocupación, así como también de obstaculizar una verdadera solución a la ilegal ocupación marroquí del Sáhara Occidental.
Como nos recuerda la web Contramutis, para Martin Luther King, “la verdadera tragedia de los pueblos no consiste en el grito de un gobierno autoritario, sino en el silencio de la gente”; y “nuestras vidas empiezan a terminar el día que guardamos silencio sobre las cosas que importan”; “morimos el día que guardamos silencio ante la injusticia”, dijo el Che Guevara. En opinión de Miguel de Unamuno, “a veces, el silencio es la peor mentira”; según Mahatma Gandhi, “lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena”. Y Federico Mayor Zaragoza considera que el peor de los silencios es el “de los que callan pudiendo y debiendo hablar”.  “El que calla, otorga” sentencia un refrán español. Así que, contra el silencio, contramutis.[23]
Quiero revindicar aquí la ¡libertad para todos los presos políticos saharauis!, detenidos improcedentemente, trasladados ilegalmente al territorio marroquí, torturados hasta la extenuación y condenados arbitrariamente, en juicios-farsa, hasta con cadena perpetua, de por vida, muy lejos de sus gentes. Resisten heroicamente, pero son los que peor lo pasan, los parias, ‘los condenados de la Tierra’ (Frantz Fanon), los ‘don nadie’ (Frank Ruddy). Precisamente por eso, por su resistencia, conciencia y heroísmo, merecen todo nuestro respeto y apoyo, difusión permanente de su causa y una solidaridad real, cotidiana activa, beligerante, comprometida y eficaz. ¡Y pronto! Los queremos en casa, libres, felices con los suyos, en su tierra hoy robada.[24] Y vayan también estas líneas a la memoria de José Vidal-Beneyto, que asumió su responsabilidad y no silenció esta locura que perseguirá para siempre a quienes provocaron la tragedia del Pueblo Saharaui.


Como explica el profesor Juan Carlos Gimeno Martín, “el dramatismo de la situación y la indignación producida por la conciencia de la injusticia ejercida sobre el pueblo saharaui en aquellos días subyacía al discurso que pronunció Felipe González en 1976 en los campamentos de Tinduf, en el primer aniversario de los Acuerdos Tripartitos de Madrid; pero durante la Transición política española se enterró este asunto por las fuerzas políticas, como algunos otros asuntos considerados problemáticos, como el exilio y la República. Un pacto de silencio se extendió, con algunas significativas excepciones, entre la clase política, los intelectuales y los medios de comunicación, impidiendo que las jóvenes generaciones conozcan lo que a juicio de Carlos Ruiz Miguel es “la mayor traición de la historia de España”. Para este autor la entrega del Sahara constituye verdaderamente el “pecado original de la monarquía”[25]: la entrega del Sáhara Occidental a Marruecos violando todos los compromisos internacionales de España. Para Ruiz Miguel se trata de “una traición que sigue actualizándose mientras España no denuncie ese acuerdo inmoral, ilegal y políticamente suicida”. El Sahara Occidental puede considerarse la última colonia de África, y España que sigue siendo la potencia administradora[26] tiene una importante responsabilidad en el asunto.”[27]
Sin duda, la defensa de la justa causa saharaui ocasiona problemas a nuestros mediocres gobernantes, rendidos cómodamente a la realpolitik y a las presiones de los poderosos.  Pero los problemas deben  ser resueltos afrontándolos correcta y legalmente, no eludiéndolos y violando la legalidad internacional; y mucho menos utilizando a los propios compatriotas, a todo un pueblo indefenso, a los genuinos dueños del territorio, como moneda de cambio de pretensiones irredentistas y anexionistas que amenazan la paz en la región y obstaculizan la convivencia entre los pueblos.[28] Para los desmemoriados y los cómplices del silencio vayan estas palabras de Salvador Allende: “la historia es nuestra y la hacen los Pueblos”. También el Pueblo Saharaui.



POST SCRIPTUM
Algunas de las cuestiones que han quedado fuera del cuerpo del artículo, ya publicado, pueden ser de interés para el lector. Las sintetizo brevemente:

El diario EL MUNDO, que tampoco se prodiga en demasía, por una vez lo dijo claramente, atribuyendo el descenso de la afluencia de pateras a España, provenientes de Marruecos, al sinfín de favores de nuestros gobernantes al régimen alauita, entre ellos, literalmente, “el silencio sepulcral que España ha mantenido en torno al Sáhara Occidental”.
También he dejado involuntariamente en el tintero la valiosa y oportuna actuación de la sección española de Reporteros Sin Fronteras, con la presentación, en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, del informe ‘Sáhara Occidental: un desierto para el periodismo’, un título bien elocuente:
https://periodistas-es.com/rsf-documenta-la-represion-informativa-en-el-sahara-129695
https://rsf-es.org/_files/200006422-8865c895f2/2019_SAHARA_OCCIDENTAL_RSF_ES_INFORME.pdf

Además de lo tratado puntualmente en el cuerpo del artículo, ¿de qué otras cuestiones no se informa?:

No se ha informado de la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU relativa al Sáhara Occidental, como si eso no tuviera importancia, o no nos concerniese, o no existiera. No han informado de la dimisión –forzada- de Horst Köhler,  enviado personal del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental y expresidente de Alemania. No han informado de las manifestaciones reprimidas a disparos en el Sáhara ocupado tras la victoria de Argelia en la Copa África de Fútbol; tampoco, de la concesión del ‘Premio Nobel Alternativo’ a Aminetu Haidar (junto a Greta Thunberg, que si es ampliamente cortejada por la prensa); de cualesquiera de los muchos actos solidarios que se celebran por doquier con la causa saharaui (como el reciente concierto de Rozalén, Amparanoia y otras en Madrid, ‘Ellas por el Sáhara’); de la celebración de la Conferencia Europea de Apoyo y Solidaridad con el Pueblo Saharaui (EUCOCO), que este año, en su 44ª edición, tendrá su sede en el Palacio de Congresos Europa (Vitoria-Gasteiz). Tampoco se informa de las sesiones, intervenciones y testimonios ante el Comité de Descolonización de la ONU… No digamos ya de los juicios-farsa contra los represaliados saharauis. Para poder publicar una página sobre el asunto, ‘sin molestar’, Manuel Rivas ha tenido que titular su artículo (lo cual no desmerece) “El epicentro de la injusticia”,.. Por supuesto, la prensa del establishment tampoco informa de la próxima manifestación en París, en la que la comunidad saharaui en Europa denunciará las violaciones de sus derechos fundamentales y humanos, pedirá al Consejo de Seguridad de la ONU que extienda el mandato de la MINURSO a la supervisión de los DD HH; y a Francia, que deje de apoyar la anexión ilegal marroquí en los foros internacionales; además de pedir la liberación de los prisioneros saharauis en las cárceles marroquíes, en especial los presos de Gdeim Izik.
NOTAS


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