Diario La Realidad Saharaui/DLRS, martes 10 de noviembre de 2020
ARTÍCULO DE OPINIÓN
El Sahara Occidental: La ONU y la brecha ilegal
de El Guerguerat
Ali Salem Iselmu, periodista y escritor
saharaui, integrante del exilio intelectual saharaui en España
Con el cierre de la brecha ilegal del
Guerguerat en el sur del Sahara Occidental, Marruecos y la misión observadora
de la ONU han quedado paralizados ante este nuevo desafío de la sociedad civil
saharaui. Es el pueblo saharaui refugiado y exiliado quién presiona para acabar
con el paso ilegal de personas y mercancías que ha aprovechado el ocupante
marroquí con la connivencia de las patrullas de la Minurso, incapaces de
vigilar los derechos humanos en el territorio saharaui. La otra cara de esta
realidad es la del personal de Naciones Unidas desplazado allí, protegiendo el
paso de los camiones marroquíes, cargados de los recursos naturales de un
territorio no autónomo pendiente de descolonización.
En el año 2017 Marruecos intentó asfaltar la
carretera de tierra que penetra en territorio de Mauritania pasando por el
Guerguerat en el Sahara Occidental. El ejército saharaui paralizó el asfaltado
y el Frente Polisario denunció la violación del acuerdo militar número uno que
marca una zona de cinco kilómetros que separa entre los dos ejércitos.
Expuestos estos hechos junto a las resoluciones
del Consejo de Seguridad y la postura del llamado grupo de Amigos del Sahara en
el propio Consejo, queda claro el futuro de este conflicto, la prolongación
indefinida del estatus quo y el mantenimiento de la ocupación militar del
Sahara Occidental por parte de Marruecos.
Parece que las potencias mundiales se han
puesto deacuerdo para conspirar contra el derecho a la autodeterminación del
pueblo saharaui, otorgando a la misión de la ONU un papel inexistente sobre el
terreno. Mientras Marruecos en una nueva deriva, abre consulados en las
ciudades del Aaiún y Dajla a varios países africanos y algún país árabe.
Todos estos hechos no son objeto de
deliberación en las resoluciones anuales que aprueba la ONU con la renovación de
su mandato en el Sahara Occidental. Parece ser que el propio Consejo de
Seguridad se siente satisfecho desde la lejana ciudad de Nueva York. El rey de
Marruecos Mohamed Sexto lo alaba en su último discurso y reconoce la
credibilidad de su misión.
Los saharauis han conocido la guerra, la paz,
el refugio y el exilio. Divididos desde 1975 geográfica y humanamente, han
dejado hace tiempo de creer en las Naciones Unidas y saben que sólo de ellos
depende el destino del Sahara Occidental. Dejar el derecho a la libre
autodeterminación en manos de un grupo de países, es admitir la imposibilidad de
ejercerlo alguna vez.
Ha llegado la hora de que el Consejo de
Seguridad proclame su fracaso desde que se pronunció en 1975, cuando estaba
España y Kurt Waldheim, hasta los tiempos actuales, de Marruecos y Antonio
Guterres. Los saharauis no son marroquíes y jamás aceptarán vivir bajo una
ocupación militar, rodeados de miles y miles de colonos. Si en el pasado dieron
muchas vidas por esta tierra, el presente y el futuro augura más de lo mismo.
Una estrategia diseñada con el objetivo de
hacer que prescriba la ocupación ilegal del Sahara Occidental en cada
resolución de la ONU, es de facto aceptar el lenguaje de la fuerza al lenguaje
del derecho internacional, es destruir las urnas a cambio de imponer una
solución por agotamiento. Las mujeres saharauis refugiadas que han bloqueado la
ilegal brecha del Guerguerat, han proseguido con su andadura hasta el océano de su
tierra y han abrazado sus olas. Ellas luchan para vivir libres como lo hicieron
sus antepasados. Saben que hay una nueva generación en el exilio, otra ha dado
su vida para ver el fin de la ocupación. La mediación pacífica está rota hace
tiempo, Marruecos lo sabe, la República Saharaui también. Un nuevo
enfrentamiento se acerca en esta parte del mundo. Un viejo conflicto que nunca
terminó, subyace en el interior de una región que vive la amenaza de las
guerras de Mali y Libia. Corresponde ahora agitar este tablero geoestratégico
que la ONU liquidó desde el inicio con su triste desidia.
Los saharauis saben que el derecho está de su
lado y la injusticia se perpetúa, de ellos dependerá el futuro de este
conflicto. Intentar ignorarlos en cada negociación es empujarlos hacia una
guerra que conocen bien Marruecos y sus aliados.
El futuro será de quién persevere hasta el
final, los saharauis tienen la paciencia de los nómadas y la virtud de los
oteadores.
El artículo fue recogido también por el periódico vasco Gara en su edición impresa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.