Diario La Realidad
Saharaui/27/Febrero/2020/27/Febrero 1976, 44 Aniversario de la República
Saharaui
1. "España y el Sáhara Occidental: la responsabilidad
histórica y ética no prescribe", por el escritor, analista y periodista Ali Salem Iselmu
Todas las resoluciones del Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas siguen exigiendo la descolonización y la
autodeterminación del Sáhara Occidental. El Gobierno de España es consciente de
la presencia de la República Árabe Saharaui Democrática a nivel internacional. La RASD es un factor de estabilidad en la
región del Magreb, la ONU lo ha constatado mediante su misión desde el año 1991
al igual que Argelia y Mauritania.
Los saharauis son un pueblo
conocido por su lucha pacífica y el apego a sus derechos. España mediante sus
Gobiernos de sucesión no debe alentar a Marruecos a seguir ocupando de forma
ilegal el territorio no autónomo del Sahara Occidental. La responsabilidad
histórica y ética no prescribe. El Reino de Marruecos no ha desmantelado el
muro que divide el territorio saharaui, tampoco ha retirado su ejercito y sigue
intentado ejercer una política ciega en la que quiere imponer a la fuerza y por
agotamiento su ocupación militar.
La Unión Africana en la que está la
República Saharaui y el Reino de Marruecos ha pedido recientemente junto con el
Secretario General de las Naciones Unidas el fin del colonialismo en África y
en el Sáhara Occidental. La resolución del conflicto saharaui mediante un
referéndum de autodeterminación puede ayudar a España en sus relaciones
bilaterales con Argelia, Marruecos y con los saharauis. El expansionismo de
este país es de sobra conocido, Argelia lo vivió en la guerra de las arenas en
1963 y Mauritania lo sufrió hasta 1969 ante la reclamación permanente de unos
supuestos lazos históricos y jurídicos.
El tema de la delimitación de la
frontera marítima con las Islas Canarias, el intento de aislar a Ceuta y
Melilla, la inmigración y la seguridad son la baza permanente que ha pesado
sobre Madrid en sus relaciones con Rabat. Los saharauis y el Frente Polisario
son un aliado natural de Europa y España en África. La lengua y la historia han
demostrado y siguen demostrando que la República Saharaui goza de gran apoyo en
América Latina y otras partes del mundo.
Los partidos políticos en España y
en Europa deben tener coraje en la defensa de los valores democráticos. No se
puede mirar hacia otro lado cuando vemos la expulsión de abogados y
parlamentarios españoles que Marruecos expulsa sin explicaciones de los territorios
ocupados del Sahara Occidental, El Aaiun, Dajla y Smara. Contra la falta de
libertad se lucha y se protesta y esto desde España debe ser un punto de
encuentro con la causa saharaui.
Si el Gobierno de España piensa que
los intereses con Marruecos pasan por claudicar en la no aplicación del derecho
internacional y la no descolonización del Sahara, la Unión Africana con países
de peso pesado como Argelia, Sudáfrica y Nigeria no lo consentirán. Tarde o
temprano España tendrá que asumir su responsabilidad en los Acuerdos Ilegales
de Madrid que entregaron un territorio no autónomo contra el dictamen del
Tribunal Internacional de La Haya. Y la historia juzgará estos hechos.
Los saharauis se han defendido
desde 1976 hasta 1991 mediante las armas y lo hicieron limpiamente sin cometer
atrocidades de guerra, esa posibilidad permanece como opción si no se avanza
hacia la autodeterminación. El proceso de resolución por la vía negociadora
depende en última instancia del fin de la ocupación ilegal del territorio del
Sáhara Occidental.
África y los países
anticolonialistas están del lado del pueblo saharaui, al igual que la sociedad
civil Europa y muchos partidos políticos. La sentencia del Tribunal Europeo
deja de forma clara a quién pertenecen los recursos naturales del Sáhara
Occidental y la naturaleza del Sahara Occidental “país distinto y separado de
Marruecos”.
Dilatar el conflicto y pensar que
los saharauis aceptaran de forma indefinida esta situación es arriesgado y
peligroso. Apoyemos una solución democrática que devuelva a España al escenario
del que nunca debió de salir, la lucha por el fin del colonialismo y la
libertad del pueblo saharaui.
La historia nos juzgará por haber
entregado a un pueblo entero a Marruecos, cuando le prometimos que íbamos a
respetar su derecho a la autodeterminación.
La historia no prescribe y la
Marcha Verde siga viva en la memoria de muchas generaciones. No corregir aquel
capítulo es como no reconocer las barbaridades de la Segunda Guerra Mundial y
sus consecuencias para la humanidad.
Marruecos sabe que su presencia
nace de un acto ilegal, llevarlo a la legalidad es nuestra responsabilidad con
la historia y con el pueblo del Sáhara Occidental.
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