Cherif Boubaghla a los de su caballo en Argelia y Sidi Brahim Basiri con riendas de su camello a su regreso al Sahara en 1968 para iniciar el nacionalismo saharaui |
OPINIÓN
Bahia MH Awah, escritor y antropólogo natural
de la excolonia Sahara Occidental
España debería revisar su pasado
colonial y mirar hacia Francia, que acaba de entregar a Argelia 24 cráneos y
restos de guerreros anticoloniales argelinos
Francia, sacudida por las consecuencias de su feroz
pasado ultramarino, entrega a Argelia 24 cráneos de guerreros y adalides
anticoloniales argelinos, condición sine qua non para que exista relación
de bilateralidad con la excolonia, la siempre revolucionaria y anticolonial Argelia
de todos los tiempos. El viernes 3 de julio, tras casi cincuenta años de su
derrota, Francia cae ante su memoria colonial devolviendo al gigante africano los
restos de varios líderes y guerreros argelinos que fueron asesinados durante
los 130 años de despiadado dominio colonial. Los cráneos entregados son la
muestra más horrenda que el tiempo ha desempolvado de un rostro colonial muy
duro para muchos pueblos africanos y asiáticos, entre ellos el saharaui. Hoy han
retornado a su tierra, triunfantes, incluso después de muertos, para que al
final puedan descansar en la patria del millón y medio de mártires y sean acogidos
solemnemente como magnos hijos de la patria del Emir Abdelkader (1836-1942). La
memoria condena a los viles y absuelve a los hombres que derrotaron los años más
oscuros del degaulismo colonial francés y
sus anteriores periodos. Estos hechos, propios de un colonialismo que mordió el
polvo de la derrota frente a un aguerrido pueblo y a una gran nación, son el
fruto de los principios anticoloniales de una Argelia que no se eclipsan con la
caída en combate de sus guías espirituales ni de su liderazgo. Algunos de estos
créanos de mártires datan de mucho antes de la revolución del Front de
Libération Nationale, el FLN, como es el caso del guerrero Cherif Boubeghla y
Cheikh Bouziane, dos de los más
referentes íconos de la resistencia anticolonial argelina contra la Francia colonialista.
El Sahara Occidental y el Estado
Español, casos de Sidi Brahim Basiri y Hafed Buyema
Buscad en la poesía, / huesos de la
memoria, / como nuestros antepasados
Limam Boicha, poeta saharaui.
Reparar un daño histórico siempre es bueno para
abrir nuevas páginas de concordia humana, y ceñirse a la justicia y a las exigencias de
los pueblos de nuestro tiempo. Siempre conscientes y sin olvidar los crueles crímenes
del pasado colonial. España, con el peso de los restos del desaparecido padre
del nacionalismo saharaui Sidi Brahim Basiri, ha de responder en su nueva
configuración política, ya apta para repensar su memoria colonial lejos del
agrio sabor del pasado con los saharauis y por supuesto con los propios
españoles. Un buen ejemplo donde mirar y tener en cuenta es este antecedente
francés con Argelia. Es decir, tener un gesto de buena fe, siguiendo el tardío paso
de su vecino colonial del norte y así rectificar su pasado con los saharauis. Lo
más probable es que aún los restos de Basiri estén enterrados en una cuneta,
debajo de una duna, oculto en el patio de un taxidermista militar o en el stock
de un museo militar del Estado Español no desclasificado. Ya es tiempo de que España
entregue los restos de Basiri y repare la justicia con su familia y su pueblo.
Hoy Argel, la ciudad mártir y heroica cuya
numantina batalla anticolonial fue descrita por el director de cine italiano Gillo
Pontecorvo, ha recibido a Cherif
Boubeghla y sus compañeros de batalla. Francia les ha visto marcharse, muy a su
pesar, dejando para siempre un enorme vacío de oscurantismo e inhumanidad en el
Museo Nacional de Historia Natural de Francia, lugar donde tenían expuestos a
los guerreros como trofeo de su paso por Argelia. Han vuelto a lo grande, sus
cuerpos envueltos en la bandera nacional argelina. Regresan las figuras
anticoloniales de todos los tiempos, adalides de la derrota colonial en
Argelia.
En 1849 la resistencia popular anticolonial
argelina era derrotada ante la superioridad de la potencia colonial. Cayeron
Cherif Boubeghla, su hijo y sus compañeros Cheikh Bouziane y Si Moussa
Al-Darkaoui. Francia tomó sus cuerpos como trofeo y los expuso en sus cuarteles
militares de Zaatchas, luego en Biskra, a fin de intimidar a los argelinos y
servir de ejemplo para persuadir a aquellos líderes que seguían su lucha contra
los franceses. Este escenario, propio de las viles gestas del colonizador
francés, lo repitió en su paso por el continente africano. También lo sufrieron
los saharauis. Al guerrero anticolonial saharaui Wayaha Uld Ali Shij (1887-1924),
tras caer en la batalla de los cerros de Duguech, Agueinit, el mando francés le
cortó la cabeza y los brazos y los colgó en la acacia que daba sombra al pozo
de Agueinit, donde acudían los saharauis para abrevar sus rebaños y abastecerse
de agua. El propósito era el mismo que usó Francia con Cherif Boubeghla, el
mismo modus operandi que empleó contra el emir mauritano-saharaui anticolonial
Sidahmed Uld Ahmed El Aida, muerto en combate en 1932, al que los franceses le cortan
también la cabeza como trofeo para intimidar la coligación de la resistencia
saharaui-mauritana.
Y siendo el crimen de rostro colonial, España también
lo usó para asesinar al militante saharaui Hafed Buyema en 1974. Repitió la
historia pero esta vez más cruel por permanecer aún hoy en paradero
desconocido, contra el padre del nacionalismo saharaui Sidi Brahim Basiri, durante
la sublevación de Zemla, Casa Piedra, para que a los saharauis se les quedase
como un ejemplo para no seguir reivindicando su independencia. Sin embargo,
esta gesta saharaui reencarnó con más fervor la lucha anticolonial contra
España y posteriormente contra la invasión marroquí de su territorio.
Ojalá que la vuelta de estos 24 cráneos y
restos de los mártires de la Argelia anticolonial sirva al Estado Español para
hacer justicia y desvelar a la familia de Sidi Brahim Basiri y al Estado
Saharaui su paradero, cráneo o restos, y que fueran entregados para que
debidamente descansasen en paz, en territorio saharaui. Y con esto España habría cosido su vieja darraa
de su pasado colonial para vestir la nueva de la amistad y la reconciliación. Ahmed
Zabana, el revolucionario argelino guillotinado por Francia en 1956 le dijo al
oficial que lo torturaba, “Vosotros tenéis el pasado y nosotros el futuro”.
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