Diario La Realidad Saharaui/DLRS, صحيفة الواقع الصحراوي, 21/11/2020
ARTÍCULO DE
TURBANTE VERDE, Por Ana Hidalgo
¿Qué historias hay detrás de esos jóvenes
saharauis de turbante verde que se marchan a la guerra?, ¿Bajo qué convicciones
se están alistando a las filas del Ejército de Liberación Nacional Saharaui? Por
Ana Hidalgo
Ver video del jóven Ozman Uld Abd El Mula, publicado en la web Sahara News Net Work,SNN
“Llegas, sin ser consciente de que andábamos esperándote.
Te recibimos con la ilusión del que llega para recordarnos que estamos hechos
de sueños. Quisiera contarte que aquí no existen mapas, pero crecerás rodeado
de personas que conocen todos los caminos. Ya hay proverbios esperándote que
guiarán tus días desde la sabiduría que desprenden las jaimas que hoy te
abrigan. Llegas, y el mundo ya te pertenece. Y tú, sin saberlo, ya eres lucha.”
El pasado 4 de noviembre llegaba al mundo un refugiado, el hijo de un amigo, en
los Campamentos Saharauis (Argelia). Al conocer la noticia le hice llegar,
desde la distancia, estas palabras de bienvenida y como si de un presagio se
tratase, nueve días más tarde de su nacimiento se da por iniciada la guerra en
el Sahara Occidental.
Décadas de paciencia, promesas en vano, vidas
aplazadas, de apuesta firme por la paz, de silencio… Cuarenta y cinco
primaveras robadas desde 1975 en las que un pueblo ha resistido estoicamente
años de guerra, exilio, ocupación, refugio, ayuda humanitaria, resoluciones de
las Naciones Unidas y propuestas de arreglo que nunca llegaron. Decía el poeta
alemán Hölderlin que “donde habita el peligro crece también lo que puede salvarnos”.
Estos versos parecen escritos en estos días y para estos jóvenes de turbantes verdes,
conocedores de que una guerra implica riesgos, sacrificios y despedidas no deseadas;
pero convencidos de que es la única salida que les han dejado tomar para recuperar
su dignidad. Esta generación de jóvenes ha crecido sin pisar su tierra, pero la
saben suya, y hoy son los depositarios del sueño colectivo de todo un pueblo.
“Nadie quiere una guerra, nadie desearía ver morir a sus seres queridos. Pero
llevamos décadas esperando una solución pacífica. Hemos sido el pueblo de la
paciencia eterna” -Ahmed. (18 años)
Algunos medios se han hecho eco del
desencadenante de este hecho: la brecha ilegal del Guerguerat. Este
acontecimiento es el resultado de un régimen que se ha creído intocable y de la
connivencia de los sucesivos gobiernos españoles que han guardado bajo llave su
responsabilidad histórica y jurídica. A la luz del Derecho Internacional,
España continúa siendo la potencia administradora de todo el territorio del
Sahara Occidental. Por otro lado, las propuestas de arreglo de las Naciones
Unidas han ido fracasando una a una, y tristemente la MINURSO es la única de
sus misiones que carece de competencias en materia de derechos humanos. Todo
esto ha colmado una paciencia, que desde los altos despachos habían creído
infinita, y el pueblo saharaui ha decidido cambiar el rumbo de su destino al amparo
de su incuestionable derecho a la legítima defensa. Pero este relato no va de
eso, son muchos los artículos, notas de prensa y crónicas que se dedican
analíticamente a hacer una revisión de los hechos hasta llegar a estos días.
Pero, ¿qué sueño se esconde detrás de esos jóvenes de turbante verde?
Cuando hablamos de las filas del Frente
Polisario, debemos tener presente que no hablamos de un ejército al uso. Estos
jóvenes forman parte de un Ejército de Liberación Nacional, guerrilleros cuyo
ADN es la defensa de una justa causa. Cada uno de ellos se alista como
voluntario y su nómina es a fondo perdido y muy difícil, por no decir imposible,
de igualar: la libertad de todo un pueblo. Al otro lado del campo de batalla nos
encontramos al Ejército Real de Marruecos, constituido por gendarmes enviados
al muro más largo del mundo (2.720km de alambradas y minas) para defender un
trozo de tierra que ni siquiera conocen. “Por cada 10.000 soldados que
Marruecos pueda armar, sabemos que cada uno de ellos carece de algo que nos
mueve a cada uno de nosotros: liberar nuestra tierra.” -Kori (23 años) Pero no
hay un único frente de batalla, esta lucha es transversal y se empieza a librar
con las particularidades de un pueblo al que han tratado de dividir durante
décadas. Nos encontramos con tres escenarios desde donde la juventud comienza a
organizarse: Territorios Ocupados, Campamentos de Refugiados y Diáspora. Brahim
(21 años) nació en el Aaiún ocupado, creció en su tierra pero se le negó su derecho
a hablar su lengua y levantar su bandera. Los territorios ocupados por
Marruecos son la mayor cárcel del mundo a cielo abierto y estas noches se
registran intifadas sin precedentes en contra del invasor. “Podrán sitiar
nuestras casas, acorralarnos entre los laberintos de estas calles estrechas,
torturarnos y desaparecernos, pero lo sabemos, llevan demasiado tiempo
haciéndolo. La guerra también ha comenzado en este lado y no vamos a parar
hasta que amanezca un Aaiún liberado”. Salka (22 años) nació en los Campamentos
de Refugiados Saharauis, creció en un desierto inhóspito, en ciudades de tela y
barro. Un futuro congelado mientras su supervivencia y la de su familia ha
estado sujeta a una ayuda internacional que iba llegando a cuentagotas.
“Hemos vuelto a nacer en estos días, hasta aquí
todo ha sido un tiempo perdido, en un campo de refugiados te arrebatan hasta el
derecho a soñar. Hoy volvemos a respirar, creían que iban a dejarnos otros 30
años contando fracasos…”
Mohamed (26 años) ha pasado más de media vida
en la diáspora. Es uno de esos jóvenes que pudo llegar a España y formarse
gracias a la solidaridad de familias de acogida. El precio que tuvo que pagar
fue crecer alejado de su familia biológica. “Nos ha tocado estar aquí porque
nuestro destino ha sido, hasta ahora, fruto del azar. Nos toca seguir haciendo
ruido. Estamos organizando movilizaciones a lo largo y ancho de la geografía española.
Pero nuestras mochilas ya están preparadas...”
Como si de un solo cuerpo se tratase, un mismo
sentir habita en el imaginario de estos jóvenes: nada está dormido para
siempre... “Hemos aguantado lo inaguantable, esperando una solución que nunca
llegó. Que el mundo sepa que NO hemos tomado las armas para jugarnos la vida.
Las hemos tomado para recuperarla.” -Fatma. Podríamos decir que la vida
aplazada ha dado lugar a pasos firmes para recuperar el futuro de todo un pueblo.
Los turbantes verdes ya han emprendido el camino de regreso a casa.
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