Diario La Realidad Saharaui/DLRS, 20/09/2021 صحيفة الواقع الصح
Marruecos destruye los fondos de archivo histórico de la emisora Radio El Aaiun para borrar la historia del Sahara Occidental
El escritor e historiador Pablo Ignacio de Dalmases exdirector de la histórica emisora Radio El Aaiun de la época colonial española en el Sahara Occidental, tras confirmar la barbarie que es
obra del régimen marroquí en su política de culturicidio, publica hoy en
Catalunya Press sobre el tema y lo titula “Los otros Budas de Bamiyán”, esta
vez se comete en el Sahara Occidental y el autor es una fuerza extranjera de ocupación,
nada más que el régimen de Marruecos. Un etnocidio (culturicidio) a lo marroquí que el antropólogo
saharaui Bahia Mahmud Awah venía advirtiendo y denunciando en los foros académicos
para visibilizar este atropello injustificable y para que el mundo tome partida.
Hace veinte años el mundo asistió estupefacto a la irresponsable iconoclastia de los talibanes afganos que, basándose en una interpretación arbitraria de los textos sagrados del Islam, destruyeron uno de los monumentos capitales y más representativos no sólo de ese país asiático, sino de la cultura universal. Me estoy refiriendo a los Budas de Bamiyán, cuya demolición aún hoy sigue constituyendo una lastimosa muestra de hasta dónde puede llegar el sectarismo y la incultura.
Captura de vídeo - @Pablo-Ignacio de Dalmases
Lamentablemente lo que entonces ocurrió con
aquel tesoro arqueológico se repite en numerosos países, como fue el caso del
Museo Nacional de Irak, tras la destitución de Sadam Hussein y la invasión
norteamericana. De ello se van haciendo eco personas, sobre todo periodistas,
que consiguen tener conocimiento de tales latrocinios y pueden denunciarlos,
aunque no siempre con la publicidad, el eco, o la repercusión que merecerían.
Pues bien, séame permitido echar mi cuarto a
espadas y denunciar una lamentable depredación cultural producida recientemente
en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental pero que en la actualidad, y como es
bien sabido, permanece bajo la administración “de facto” de Marruecos. Durante
la época española se creó en esa ciudad una emisora de radio que ofrecía
programación bilingüe, puesto que emitía en árabe-hassanía y español para
atender debidamente a los dos colectivos de oyentes.
Una de las funciones más importantes que
asumió dicha emisora fue la recuperación y conservación del patrimonio
literario y folklórico saharaui que, habida cuenta del carácter históricamente
nómada de dicha sociedad, se fundamenta en la tradición oral. Con el propósito
de que con la desaparición de muchos ancianos a los que se consideraba sus
depositarios conspicuos no se echasen a perder aspectos tan fundamentales de la
cultura local, se promovió un trabajo ímprobo de peinado de todo el territorio
para grabar testimonios, canciones, leyendas, bailes y un largo etcétera y
crear de ese modo un archivo sonoro de incalculable valor.
Ejecutor eficacísimo de esa tarea fue un
personaje singular desparecido hace poco tiempo. Se llamaba Sidati Selami y era
ciego, circunstancia que no le impedía moverse por el desierto como pez en el
agua y trabajar en las duras condiciones de aquellas tierras llevando a cuestas
un pesado magnetófono que manejaba con suprema habilidad. Gracias a su quehacer
incesante, Radio Sáhara consiguió con creces el objetivo que se había
propuesto.
Siempre me había preguntado qué es lo que pasó
con ese inmenso patrimonio sonoro cuando España abandonó vergonzosamente el
Sáhara. ¿Se había salvado trasladándolo a territorio nacional? ¿O se dejó
abandonado a la nueva administración ocupante? Me acaba llegar la respuesta en
forma de un vídeo casero en el que se ve a Sidati, poco antes de su
fallecimiento, realizando una visita al edificio, ahora en ruinas, en el que
estuvo instalada la emisora y descubrir descorazonado aquel valiosísimo archivo
abandonado, deteriorado y desperdigado por el suelo. Todavía pudo recuperar alguna
cinta que le sirvió para comprobar desalentado que justamente pertenecía a
aquel trabajo que estuvo realizando durante años.
Hay una vieja estrategia que todas las
potencias ocupantes que en el mundo ha habido conocen de sobras y aplican a
rajatabla. Para dominar a un pueblo hay que destruir, o al menos borrar o
difuminar, su personalidad, conseguir que olvide las peculiaridades esenciales
de su cultura: su idioma propio, sus formas de vida, sus tradiciones, sus usos
y costumbres, incluso sus paisajes, como está ocurriendo el Sáhara Occidental
donde la administración “de facto” procura ir desdibujando la huella española
que los saharauis han asumido también como un elemento más de su identidad
nacional.
Las cintas magnetofónicas de Radio Sáhara, destruidas
y abandonadas en un edificio abandonado y en demolición, son mucho menos
llamativas que la destrucción de los Budas de Bamiyán. Pero tan importantes o más
para los saharauis que aquellas esculturas para los afganos.
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